Iconografía política de los jóvenes universitarios

Political iconography of university students

 

Angélica María Fabila Echauri
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México
angelifa@hotmail.com

Flor de Líz Pérez Morales
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México
flordelizp@hotmail.com

Rosaura Castillo Guzmán
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México
jamoncastillo@hotmail.com

 

Resumen

El ser político, inmanente a la condición humana, es un rasgo que en los tiempos actuales convoca a reflexionar sobre las formas en que se cristaliza esa condición en contextos particulares. De aquí que este trabajo apunte a dibujar a los jóvenes universitarios tabasqueños en su dimensión política, lo que requiere de una búsqueda e identificación de constantes que caractericen no sólo su condición de ser político, sino también su actuar social. Para la explicación de los rasgos juveniles esbozados se acude a las narrativas que dan cuenta de sus experiencias producto de la vida social con la que interactúan. 
La definición de estos atributos se bosqueja al amparo de las representaciones sociales y sus encuentros con las comunidades juveniles como objeto de estudio. Emergen de este encuentro, hasta ahora, tres rasgos que perfilan la iconografía de este grupo estudio, a las que denominamos: Identidades juveniles, sistemas percibidos y prácticas sociales juveniles.

Palabras clave: Representaciones sociales, jóvenes, identidades juveniles, prácticas sociales juveniles, sistemas percibidos.

Abstract
At the present, the trait of political being, inherent to our human condition, calls upon to reflect on the ways in which this condition is crystallized in particular contexts. Hence, this work points toward an outline of college students in Tabasco in their political dimension. This requires a search for and identification of certain patterns that describe, not only this condition of political being, but their social performance. In order to explain the features outlined, we turn to the youth narratives that reveal their experiences product of the social life in which they interact.
The definition of these characteristics is outlined under the social representation theory and their meetings with the youth communities under study. So far, three major traits have emerged from this meeting; these traits have shaped the iconography of this study group: Youth Identities, perceived systems and youth social behavior.

Key words: social representation theory; young people; youth identities, youth social practices, perceived systems.

Fecha recepción:     Noviembre 2014     Fecha aceptación:  Marzo 2015


Introducción
El ser político, inmanente a la condición humana, es un rasgo que en los tiempos actuales convoca a reflexionar sobre las formas en que se cristaliza esa condición en contextos particulares. De aquí que este trabajo apunte a dibujar a los jóvenes universitarios tabasqueños en su dimensión política, lo que requiere de una búsqueda e identificación de constantes que caractericen no sólo su condición de ser político, sino también su actuar social.
Para la identificación y explicación de los rasgos que esbozan el ser político en las parcelas juveniles se acude a los avistamientos que dos estudios, aún en proceso, han permitido hasta el momento. Así, los acercamientos a la realidad de los jóvenes universitarios tabasqueños se realizan a partir de la aplicación de dos técnicas complementarias la encuesta y la entrevista.  Con la primera se procura registrar las constantes o regularidades presentes en la población de estudio, es decir, acotar intencionalmente la información teniendo como foco las variables de estudio y establecer patrones de comportamiento en una población (Hernández, et al, 2012). Mientras que con la segunda se pretende, en un primer momento, recabar el significado e interpretación que los mismos jóvenes dan a los elementos que integran sus representaciones y acciones de su ser político.
La definición de estos atributos de ser político se bosqueja al amparo de las Representaciones sociales y sus encuentros con las comunidades juveniles como objeto de estudio. Emergen de este encuentro, hasta ahora, tres rasgos que perfilan la iconografía de este grupo estudio, a las que denominamos: Identidades juveniles, sistemas percibidos y prácticas sociales juveniles.
A la luz de estas incursiones en la realidad universitaria, se dibujan diversos actores juveniles, antagonistas que desafían al poder con su propio poder: el saber tecnológico; y convierten en insurgencia los desafíos de los escenarios sociales y democráticos.  Por lo que la definición de un sujeto de estudio se expone aquí, más allá de su condición de actor social, como un sujeto muy cercano a esa concepción orientada por Alain Touraine, como demandante de derechos, facultado y convocado por su conciencia para cambiar las reglas y el sistema, es decir, hablamos de un sujeto político que interactúa en un campo social determinado.
Adentrarse al mundo político de los jóvenes es entrar a un mundo articulado bajo sus propias reglas y funciones, es decir, a un fenómeno de la cultura, “el de las estructuras de sentido o las redes simbólicas compartidas, problematizadas, elaboradas por una o varias comunidades. (Lizarazo, 2013). 
Las discusiones que integran este ensayo se conducen en base a tres aspectos: el encuentro con los rasgos que dan forma a la teoría de las Representaciones sociales; la búsqueda de una aproximación a las conceptual a la condición de lo político y sus representaciones juveniles, y finalmente, el bosquejo de la condición política juvenil, producto de su exploración empírica.

  1. Lo político en la lente de las Representaciones Juveniles

La experiencia humana es todo un universo de ideas que flotan de forma natural en la vida que explica al hombre en el tiempo trascurrido. La historia es la historia personal y la de otros; trazos que hacen nudos o que se deshilvanan cuando se extraen de la memoria. Entrar en los terrenos de la imagen es adentrarse a superficies bastantes sinuosas, frágiles en la nomenclatura de sus derivaciones conceptuales. Es justamente ahí donde se encuentra el concepto de imaginario, que como su raíz lo indica, apela esencialmente al imago, como a la representación o apariencia visual. Emile Durkheim, uno de los pioneros en trabajar la noción de representación, ya distinguía la dualidad de las representaciones en sus planteamientos sobre la construcción social de la realidad. Sin embargo, la noción de representaciones sociales acuñada por Moscovici en 1961  es un concepto clave para en la explicación del pensamiento social y más aún, de la construcción social de la realidad;  la perspectiva ha pasado de  una noción, al desarrollo de una teoría que constituye una valiosa herramienta para las ciencias sociales, ya que “ofrece un enfoque para el marco explicativo de los comportamientos de las personas que no se circunscribe a las circunstancias particulares de la interacción, sino que trasciende al marco cultural y a las estructuras sociales más amplias” (Araya, 2002). 
Denise Jodelet explica que las representaciones sociales se presentan bajo variadas formas más o menos complejas.  Imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencias que nos permiten interpretar lo que sucede y dar sentido incluso a lo inesperado:
[…]la manera en que nosotros sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de la vida diaria, las características de nuestro medio ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano. [...] Este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social. (Jodelet, 1984).
Jean-Claude Abric, otro reconocido estudioso de la representaciones sociales en Francia, retomando las aportaciones de Moscovici y Jodelet las define como
[…] una visión funcional del mundo que permite al individuo o al grupo conferir sentido a sus conductas, y entender la realidad mediante su propio sistema de referencias y adaptar y definir de este modo un lugar para sí. […] Es a la vez producto y proceso de una actividad mental por la que un individuo o un grupo reconstituyen la realidad que enfrenta y le atribuye una significación específica. La representación no es así un simple reflejo de la realidad, sino una organización significante. (Abric, 2001)
Sobre este terreno de las representaciones se coloca a los jóvenes ciudadanos y es sobre ese rastro en el tiempo que se intenta revivir lo pasado. En la experiencia acumulada hay una búsqueda por emular lo vivido y con ello edificar la historia del presente. Es este papel el que mira el joven, ahora devoto de la tecnología, poseedor de saberes propios y auto facultado para ejercer los cambios en de un sistema, impregnado de experiencias políticas, vivenciadas en su propio contexto, que le ayudan a la crítica y que cotidianamente conforman los paisajes de su vida social-política. “Para Laclau, lo político está asociado al momento de subversión de lo instituido, de aparición del antagonismo que muestra el carácter contingente del orden social y de la superación de esta dislocación a través de relaciones de poder. Lo político es, entonces, una experiencia ubicua” (Muñoz, 2006). Desde esta perspectiva lo político se explica en la apropiación de los valores sociales y la determinación de antagonismo respecto al orden social con los que intima el joven frente a la institución. 
La concepción de lo político relacionado con la noción de ciudadanía juvenil se adhiere así al orden de lo social instituyente, y por ende al orden de lo simbólico social desde donde se ordena la realidad y desde donde se estructura discursivamente el mundo.
Justo en ese mundo discursivo se vislumbra al joven como un actor político que acciona en relación a sus ideas. Se trata pues de entender, a partir de estas conexiones, al joven que llega a la acción política. Este accionar detona la relevancia de los jóvenes como actores en la configuración de la sociedad donde viven. Dice Medina que “lo joven” se descubre como un sujeto diverso y cambiante con capacidad de negociación ante los discursos e instituciones de un sistema (Medina, 2009).
En el paradigma de este ensamblaje aparece la figura nodal del joven político, ciudadano, sujeto que acciona en una estructura para ejercer, en su facultad de ciudadanía auto-otorgada, las prácticas políticas que lo contraponen a otros sistemas pero también lo alían con grupos comunes en el marco de las culturas comunitarias. Este vínculo lleva en sí dos condiciones, la reafirmación de la identidad de un colectivo que procede y accede a la organización de sus propios protocolos de articulación, con los cuales propone el desacuerdo a otros sistemas, y que se sustenta en los común del ideal y la utopía política; y por otro lado, la desregulación de su propia identidad que se fusiona con el contacto de otras comunidades, con otros protocolos políticos que resignifican sus propios campos.
En la perspectiva de las representaciones juveniles se delibera así en las interacciones de un grupo social, a partir de sus prácticas sociales; en ellas se trasluce la identificación del joven con los otros sujetos con los que interactúan, ocupan roles y evidentemente en las que se comprende una determinada visión del mundo.

  1. Identidades juveniles de los universitarios

Señala Néstor García Canclini que averiguar sobre lo que significa ser joven es también una pregunta de tiempo. Cuando él coloca la reflexión del ser joven como una condición de tiempo se responde a la necesidad de dar cuenta también de los cambios de una época, que son elocuentes en la vida cotidiana de los distintos sectores juveniles.
En este marco de identidad encontramos a esa generación universitaria que nacieron entre principios de 1980 hasta principios del 2000, son jóvenes que han crecido a la par de la tecnología, siguiendo de cerca el desarrollo y auge los gadgets, del internet, mismos que han ido convirtiendo  en una habilidad para su vida cotidiana, académica y laboral. En el caso de Tabasco en 2012 ejercieron por primera vez su derecho al voto. Esta clasificación reúne a dos generaciones que algunas denominaciones identifican como la generación Y y la generación Z.
Los marcos y condiciones relacionales propician rasgos transitorios, que mucho tiene que ver con las formaciones, particularmente esa donde la escuela juega un papel trascendental. Estos jóvenes, dotados por una serie de características, saben de la importancia de la formación académica, por lo tanto, una de sus prioridades estuvo en adquirir grado universitario, pues en ella hay formaciones para el actuar político. Chantal Mouffe dice, en su parafraseo de Gadamer, que la construcción de un sujeto político se da en la existencia del pensamiento, el lenguaje y el mundo.  Agrega Mouffe que “el horizonte de nuestro presente se construye a través del lenguaje; este lenguaje lleva la marca del pasado; es la vida del pasado en el presente (Mouffe, 1999).  Se trata, dice Mouffe, de la capacidad de articular su experiencia y concebir su identidad en términos de participación activa en la comunidad política (Mouffe, 1999).
Ellos son entonces herederos de las crisis educativas de las instituciones de gobierno, pues justo ahí fueron mayoritariamente formados. El sistema educativo por el que han sido formados en general, el 90.6% de los universitarios en los niveles de Preescolar (93.3%). Primaria (88.1%), Secundaria (89.6%) y Bachillerato (91.3%) es el de la escuela pública, con pequeñas diferencias de porcentaje entre niveles. En promedio sólo uno de cada diez estudiantes se formó en escuelas particulares.

Adicional a la formación escolar, el 59 % de los estudiantes encuestados dijo haber recibido clases deportivas o artísticas; de ellos, el 80% bajo instancias públicas.


Gráfica 1: Tipo de escuela en que se formó. Fuente: Elaboración Propia.
Las propias tecnologías y el uso que de ella hacen los jóvenes establecen una temporalidad social con sus propias reglas sociales. Menciona Medina “asistimos a una época en que han comenzado a cambiar los códigos de reconocimiento y de convivencia  que las y los jóvenes aceptan e interpelan para darle sentido a su experiencia social, lo que también puede interpretarse como una reconfiguración juvenil en la política” (Medina, 2009).
El medio al que más dicen estar expuestos los universitarios es a Internet con un promedio de 2.7 horas al día, seguido por las redes sociales con 2.5 horas. Las interacciones cara a cara con familiares, amigos y vecinos ocuparon el tercer sitio con 2.3 horas al día, seguidos por la televisión con 1.7 horas y finalmente la radio y los periódicos con 1.2 horas.
Los medios con mayor tiempo de exposición coinciden con los que les resultan más confiables; figuran las redes sociales, la televisión y los sitios de internet entre los primeros lugares.

Gráfica 2 Medio más confiable para obtener información. Fuente: Elaboración propia

Los jóvenes estudiados tienen una visión global del mundo, incluyente, es por eso que las luchas que abrazan tienen esas características; igual luchan por la igualdad social y el cuidado del medio ambiente, que por los derechos de la comunidad LGBT. Reconocen a su familia como fuente de influencia, las instituciones tradicionales como el gobierno y la televisión son fuente de información pero no de influencias decisivas en ellos. En realidad es la construcción de una identidad generacional. “Un momento de confrontación generacional: los jóvenes comienzan una serie de conflictos que las conducen a distanciarse del mundo institucionalizado (escuela, familia, trabajo) para encontrar su propio mundo” (Garcés, 2014). Los jóvenes construyen esa identidad en relación también a esa visión del mundo con el que interactúan, sin embargo su configuración de la vida está organizada políticamente aún en el paradigma político- territorial de estado-nación y no propiamente del ciberterritorio.

Gráfica 3  Eres ciudadano de... Fuente: Elaboración propia
La apropiación que los estudiantes tienen sobre ese marco territorial organizativo de sus vidas sociales se define en sus concepciones de ser ciudadano, desde ahí se nutre la experiencia política, lo que se relaciona ampliamente con la noción de gobierno, autoridad, con quienes se establece un vínculo con base a leyes y normas, que sugieren un “deber ser” o una obligación. Las narrativas así lo describen:
“Significa tener compromiso con el país, con el estado y con el municipio en el que uno se encuentra, promover acciones que coadyuven al desarrollo de la misma sociedad y tener respeto por las mismas leyes y la misma organización del sistema” (Entrevista 1)
“Tener derechos y poder exigir  que se respeten y tu respetar también porque ser ciudadano significa formar ser parte de una nación o un país que te da garantías pero que también te exige ciertos comportamientos con las leyes, si quieres ser parte de algo tienes que conocer las leyes y las normas  para poder convivir”.(Entrevista 5)
Sin embargo, no se puede solo dibujar a un actor político anónimo, sino también se trata de comprender a un sujeto poseedor de características que le definen. Lo instituido en las construcciones del imaginario juvenil definen a un Ciudadano en tránsito; territorial en su organización política y en interconexión social, en un entorno cultural dinámico que ve a un joven por tanto mutable y no lineal en figuración del mundo.

  1. Sistemas percibidos

La comprensión de una identidad social no puede darse si no se atienden las implicaciones o motivaciones de los contextos que lo forman en la explicación y acción de la vida social y particularmente de su papel como ciudadano político.
Las condiciones de inscripción y el establecimiento de vínculos con su comunidad que establecen los jóvenes describen constantes importantes que vienen a constituirse en pautas de interpretación y comprensión para las prácticas y las formas de conducirse.  Estas pautas son producto de procesos perennes de interacción con el mundo que proveen a los individuos de ecosistemas de significación sobre el cual elaboran sus pensamientos a partir de los que no solo se interpreta la realidad, sino también intervienen en la conformación y transformación de la misma como resultado del actuar del sujeto, es decir en sus prácticas sociales.
Innumerables son las fuentes de información y referencia para la construcción de saberes y juicios de su entorno, ya sea a partir de creencias ampliamente compartidas, referencias de la memoria colectiva y/ o ideas derivadas de la identidad de la propia sociedad, así es como los diversos sistemas sociales funcionan como matrices sociales de donde se toman las experiencias; sistemas percibidos que median las interacciones de los jóvenes con la realidad. Instituciones sociales como la familia, el estado, la universidad, el sistema educativo, la tecnología, los medios de comunicación entre muchas otras formas investidas de institucionalidad, conforman la regulación de una vida que alerta a la actividad política, previamente constituido como un núcleo ideológico de incidencia social.
Son pues sistemas percibidos las figuraciones o transfiguraciones que atraviesan la política como un acto que lía a los jóvenes con las instituciones y sus convenciones, entre ellos la resistencia a las formas instituidas e institucionalizadas, el desacuerdo como regla de diferenciación de otras comunidades e incluso la descalificación de las instancias legitimadoras.
En este sentido, la exploración de empírica de los sistemas percibidos por los jóvenes devela el establecimiento de vínculos con su entorno definidos por la inseguridad, la desconfianza y la incertidumbre. Los jóvenes refieren entornos hostiles y adversos caracterizados en, primer término por una percepción generalizada de inseguridad, ante la cual se sienten vulnerables. La inseguridad se alza como el problema que más afecta a los jóvenes aun sobre la crisis económica, el desempleo y la corrupción, que son también problemas percibidos en su entorno local.  Otros problemas de su contexto inmediato son el desempleo, la pobreza y desigualdad y el deterioro ecológico

La información que reciben de su contexto permite a los universitarios identificar los problemas en tres diferentes ámbitos: mundial, nacional y local.  En el ámbito mundial los problemas mayormente percibidos son la pobreza, el deterioro ecológico y la violencia. A nivel país la situación percibida por los universitarios acusa un contexto complejo en donde cada problema es percibido por al menos el 69 % de los encuestados, es decir que en una comparativo el ambiente más denso en problemas de acuerdo con la percepción de los encuestados es el nacional, destacando problemas como la inseguridad, la corrupción, el desempleo, el narcotráfico y la pobreza. Finalmente el ámbito local, identificado como “el lugar en donde vives”, se percibe como un contexto menos problemático, en donde la inseguridad, el desempleo y la pobreza figuran como los problemas más citados.

Gráfica 4 Problemas del contexto. Fuente: Elaboración propia.

A este escenario plagado de problemas se suma la ausencia de instancias a las que el joven pueda asirse para depositar su confianza. En la estimación de confianza que le inspiran diferentes instituciones y organismos sociales, los jóvenes ponen de manifiesto una recurrente tendencia a confiar “poco”. 

Las instancias mejor calificadas, con más de 5 puntos de 10 posibles, son: la iglesia, las redes sociales y las asociaciones civiles, mientras que los últimos sitios los ocupan los partidos políticos, la policía y el congreso.


Gráfica 5 Ponderación de confianza. Fuente: Elaboración propia

Coincidente con esta valoración de confianza de los organismos que operan la dinámica social, el reconocimiento de las instancias que contribuyen a resolver problemas en la sociedad, es mayormente atribuido por los jóvenes a agrupaciones de ciudadanos, reunidos en torno a causas e intereses compartidos (organizaciones de ciudadanos, asociaciones civiles, ONG’s) antes que a instituciones gubernamentales y organizaciones políticas.

Gráfica 6 Instancias que contribuyen a la resolución de problemas. Fuente: Elaboración propia

Según la opinión de los estudiantes universitarios la última instancia que contribuye a resolver problemas son los partidos políticos, mientras que las instituciones gubernamentales, solo para el 32 % (149) de ellos resulta de ayuda para su resolución. Juicio que da cuenta de la percepción que tienen los jóvenes sobre incapacidad del Estado para resolver problemas que aquejan a la sociedad.
La multiplicidad de problemas percibidos, la falta de confianza en las instituciones y la valoración de las posibilidades para resolver problemas del entorno se constituyen en argumentos para explicar la decepción, el desapego y el desinterés de los jóvenes tanto hacia el aparato gubernamental, como hacia la política como forma institucionalizada de relación con el Estado.

  1. Prácticas sociales juveniles

La tercera categoría hurga en las prácticas sociales juveniles. Theo Van Leeuwen define las prácticas sociales, en términos genéricos, como “formas socialmente reguladas de hacer cosas” (Navarro, 2008). Desde aquí son acciones que se comprenden como formas discursivas propias, reglas y roles, caracterizadas en la performatividad y de poder en la mirada juvenil. En ese entramado de poder se exponen las tecnologías de las redes sociales, mecanismos que se perfilan como formas de saber que se colocan al alcance de los sujetos políticos, idealizadas como puertas de acceso al progreso.
Las acciones que realizan los universitarios en torno a los asuntos de la colectividad, se exploraron tomando como referencia acciones: las politizadas, es decir, aquellas dirigidas a intervenir en asuntos de interés público en los que media una institución o forma de autoridad, y la sociales, entendidas como acciones o practicas con las que el individuo convive o interviene en la colectividad con fines de mejora común sin que medie una autoridad. A través de ambas los jóvenes, como actores sociales, resinifican su vínculo con lo político.
Los datos arrojados por las encuestas develan que las acciones en las que los universitarios toman parte de los asuntos de sus comunidades y entornos son predominantemente sociales; las prácticas politizadas son sensiblemente menores.

El 100% de los encuestados dijo haber realizado al menos dos de las acciones sociales enlistadas. Prácticas de solidaridad con individuos o instituciones no gubernamentales, y de apoyo a causas comunes diversas parecen ser usuales entre los universitarios en contraste con las acciones politizadas, de las que el 16% dicen no haber realizado ninguna. Por otra parte el promedio de encuestados, para las practicas denominadas politizadas fue de 75 sujetos, mientras que el número promedio de sujetos para las prácticas sociales ascendió a 272.

Gráfica 7  Prácticas sociales. Fuente: Elaboración propia

Gráfica 8 Prácticas politizadas. Fuente: Elaboración propia
Pese a que el 68% de los encuestados nunca ha sido invitados a participar en una movilización los jóvenes registran una predisposición favorable para la acción colectiva, especialmente en apoyo a causas como: la defensa del medio ambiente (68%), la defensa de los derechos humanos (63%); contra la delincuencia (54%); a favor de la paz (52%) y por mejoras laborales (51%).

Gráfica 9 Asuntos que motivan participación en movilizaciones. Fuente: Elaboración propia.

Las instancias de prácticas ciudadanas pueden ser, tantos espacios desde los cuales se generan y coordinan acciones en torno a causas o asuntos de interés colectivo, como aquellos desde los cuales se fijan posturas y expresan opiniones, se intercambian y debaten ideas. La práctica ciudadana se funda en la capacidad de diálogo y debate de ideas sobre asuntos que afectan o interesan a la colectividad, en este sentido las redes sociales son las instancias más ampliamente reconocidas por los jóvenes encuestados como espacios desde los cuales pueden intervenir en la realidad con la expresión de ideas y opiniones, el 74% de ellos así las valoran. Otras instancias en las que los jóvenes dicen poder expresarse son las agrupaciones de estudiantes y asociaciones de vecinos o colonos valoradas reconocidas así por el 37% y 25% de los encuestados, respectivamente.

Gráfica 10 Espacios de expresión de ideas y opiniones. Fuente: Elaboración propia

Estas categorías sugieren y son propias para un acercamiento reflexivo a las colectividades juveniles, mismas que se tornan en retículas que explican las formas que adoptan otras categorías inherentes a las representaciones sociales como fuentes de información en las que se funda el elemental conocimiento del mundo; las instancias de negociación de sentidos de la realidad y los lazos intersubjetivos que incorporan afectos, identidades y pertenencias.
Es importante precisar que no es una búsqueda “psicologizante” del sujeto, sino de acercarse a las estructuras sociales propiciadas en la interacción de los jóvenes, en sus lugares de expresión, en el rol social que ocupan, y evidentemente como enunciadores o portadores de significados que se interconectan en la esfera social.

Bibliografía
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