La Etnometodología, una alternativa relegada de la educación

Ethnomethodology, an alternative education relegated

Alejandro Esquivel Ocádiz
Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, México
alex43h@hotmail.com

 

“Por otra parte, cuantas más cosas ha llegado a conocer la mente, mejor comprende también sus propias fuerzas y el orden de la Naturaleza; y cuanto mejor entiende sus fuerzas, tanto mejor puede dirigirse a sí misma y darse reglas; y cuanto mejor entiende el orden de la Naturaleza, más fácilmente puede librarse de esfuerzos inútiles. En esto consiste, como hemos dicho, todo el método” (Spinoza, 1988, p. 90).


Resumen
La Etnometodología es una propuesta sociológica alternativa con una consistente argumentación para estudiar los contextos sociales. Es una joven e interesante opción dentro de la metodología cualitativa que gracias a su solidez va ganando adeptos en la comunidad educativa. Y puede ser la opción para proporcionar una nueva visión y una diferente interpretación de los acontecimientos sucedidos en la escuela.

Palabras clave: etnometodología, método, educación.

Abstract
Ethnomethodology is a sociological alternative proposal with a consistent argumentation for study the social contexts. It is a young and interesting option within qualitative methodology with its strength is gaining popularity in the educational community. And it may be the option to provide a new vision and a different interpretation of the events that occurred at school.

Key words: ethnomethodology, method, education.
Fecha Recepción:     Mayo 2015     Fecha Aceptación: Diciembre 2015


Introducción
La necesidad de escribir sobre este tema tiene que ver con la manera como algunas otras propuestas metodológicas como la etnografía, el estudio de casos, la teoría fundada, la fenomenología, el estudio biográfico, etcétera, han ganado terreno en los estudios educativos y con el poco interés mostrado por la etnometodología. La viva acción educativa cotidiana está sedienta de novedosas interpretaciones aptas para brindar una mejor comprensión del fenómeno educativo.
La etnometodología nace en la década de los sesenta, dentro de un entorno caracterizado por una laboriosa búsqueda de sendas para el estudio de los entornos sociales, y aunque ha ganado su espacio en la cátedra y en los espacios en que se trata la metodología cualitativa, no hay muchos estudios realizados con esta herramienta que confirmen su aceptación entre los investigadores.
La etnometodología pertenece a lo que algunos han dado en llamar la microsociología y se localiza dentro del paradigma interpretativo. Giddens, un crítico sociólogo neomarxista, afirma que es el estudio de los “etnométodos”. Estos son los métodos populares o de los inexpertos, empleados para darle sentido a lo que dicen y realizan los demás (Giddens, 2000, p. 111). Por tanto “… se refiere a un método que la gente posee. Es un conocimiento de los asuntos cotidianos que puede ser revelado en forma de razonamientos prácticos” (Pérez, 2006, X). Este enfoque brinda una opción de conocimiento holístico de los procesos sociales (Merlino, 2009, p. 58). Así, sin tener método o teoría propios, únicamente se limita a describir los etnométodos.
Las principales ideas fundacionales de la etnometodología provienen de las investigaciones sobre la interacción social, el lenguaje, la etnografía, la psicología social y la ciencia cognitiva. Los resultados de su aplicación han sacado a la luz estudios realmente novedosos (Firth, 2010, p. 598), haciendo sus indagaciones sobre el mundo social desde la cotidianidad, a partir del contexto donde ocurren lo eventos del diario vivir. Desde investigaciones iniciales se ha evidenciado contra la “sociología profesional”, debido a que en su descripción de los etnométodos declara no contar con teoría ni método.
Los etnometodólogos han fundamentado la argumentación que da consistencia al análisis con respecto a lo que los miembros en un contexto actúan, conversan, escuchan y perciben. Sin embargo, debido a la falta de un cuerpo teórico sedimentado y a lo denso del discurso, esta novedosa perspectiva de búsqueda se ha mantenido en un lugar marginal en cuanto a las preferencias metodológicas de los investigadores sociales.
Quienes realizan investigaciones con estas alternativas metodológicas dan por sentado que las interacciones entre los miembros del grupo a estudiar se hacen de manera ordenada y en determinado contexto, del cual depende el buen y natural funcionamiento grupal. El punto central es entender cómo se lleva a cabo la organización de esas interacciones (Flick, 2007, p. 36).


A.- Exordium (captura de la atención)
La etnometodología ha transitado por una serie de adjetivaciones que dan idea de los contenidos que trabaja. Se ha considerado como un importante componente teórico del paradigma de la definición social, y como una variable de la sociología creativa. Incluso hay quienes la han señalado como una sociología de la vida cotidiana y la han considerado una variante del constructivismo social (Ritzer, 1993, p. 263). Pero los etnometodólogos iniciadores han señalado que lejos de seguir una línea teórica propia o un método específico, se limitan únicamente a la descripción de etnométodos.
Su interés inmediato está en el estudio de la manera como las personas interactúan. Para lograrlo, los investigadores muestran especial interés en la comunicación lingüística (Firth, 2010, p. 598).
Al inicio, los etnometodólogos hicieron sus estudios en instituciones no formales como el hogar, posteriormente orientaron sus esfuerzos investigativos al estudio de las prácticas cotidianas en ambientes institucionales como los juzgados, los hospitales, en estaciones de policía, etcétera, con el propósito de comprender la manera en que el personal lleva a cabo su quehacer cotidiano y cómo al realizar las tareas diarias, al mismo tiempo, están construyendo a la institución. De la misma manera se podría conocer cómo el personal docente y el administrativo eligen día a día la escuela, institución que después de la Revolución francesa se ha convertido en uno de los pilares de las sociedades occidentales.


B.- Quis (quién)
Harold Garfinkel acuñó el término de etnometodología en la década de los cincuenta. Su interés por esta diferente forma de interpretar y entender el funcionamiento de la comunidad se despertó al observar cómo se construían las decisiones colectivas y los veredictos de los miembros de un jurado, sobre todo a partir del sentido común cotidiano y no del saber legal. Cuando Garfinkel se da a la tarea de llevar sus observaciones a los escenarios de la vida cotidiana se encontró con que esas prácticas del sentido común son las que cargan con la encomienda de consumar y legitimar el orden social. Por tanto, esas prácticas cotidianas de sentido común pueden dar cuenta de cómo se construyen tanto las relaciones sanas entre los alumnos como las que repercuten en actos reprobables como el bullying escolar.


C.- Quid (qué)
La Etnometodología estudia cómo los integrantes de un contexto estructuran, realizan y entienden la interacción diaria. Pone especial atención en lo que parece obvio, en esas triviales actividades habituales que los individuos efectúan en conjunto. Según Garfinkel, desde la Etnometodología se busca aprender cómo las tareas habituales que realizan los integrantes de una sociedad son verdaderos métodos que permiten analizar su actuar, las circunstancias prácticas, el conocimiento del sentido común y el razonamiento práctico (Garfinkel, 2006, p. 2). Parten del entendido de que cualquiera de los actos de los miembros de un contexto, por insignificante que parezca, puede ser un claro motivo de estudio. Así, las investigaciones etnometodológicos pretenden evidenciar “la posibilidad de explicar las acciones como un continuo logro práctico de los miembros” (Garfinkel, 2006, p. 12).
El estudio de la acción social puede abordarse “… a partir de materiales que guardan el dato en su pureza original, mantienen la frescura de información que en términos generales proporciona el relato del individuo” (Urbano, 2007, p. 89). Sería atrayente saber qué sucede en el aula a partir de la acción habitual de los alumnos y los maestros. Ilustrativo también sería conocer cómo se construye la indisciplina de algún grupo, y si esta es criticable o no, etcétera.
La acción, vista como una conducta continua (Ortiz, 1999, p. 162), es uno de los núcleos explicativos de la formación y la reproducción de la vida en sociedad. Así, la acción da forma a la extraordinaria obra conocida como vida social. Y es en la vida cotidiana que la acción florece dispuesta a provocar un fructífero ejercicio de reflexividad, con racionalidad e intencionalidad, que permite un cierto control de las actividades que se realizan y sobre los contextos sociales y físicos.


D.- Quando (cuándo)
El razonamiento sociológico práctico pretende clarificar las propiedades del habla y la conducta en su ámbito contextual, pues esas características las hacen, además de organizadas, observables y ordenadas. “Uso el término etnometodología para referirme a la investigación de las propiedades racionales de las expresiones contextuales y de otras acciones prácticas como logros continuos y contingentes de las prácticas ingeniosamente organizadas de la vida cotidiana” (Garfinkel, 2006, pp. 19-20). Esos estudios también le permitirían zanjar el inconveniente que él veía en la teoría de la acción: el predominio de la motivación como mecanismo esencial. En ello, por supuesto, no coincidía con Talcott Parsons, quien creía que el principal componente constitutivo era el modo “…en que, conscientemente o no, los actores sociales utilizan sus conocimientos para reconocer, producir y reproducir las acciones sociales y las estructuras sociales. Esta insistencia en el conocimiento de los actores, sin embargo, reaviva el interés por descubrir las formas en que los actores sociales analizan sus circunstancias y pueden compartir una comprensión intersubjetiva de ellas” (Heritage, 2000, p. 292).
De entre las aportaciones de Alfred Schutz que Garfinkel usó para fortalecer su postura teórica, destacan aquellas que se refieren a lo que el actor sabe y a las construcciones propias del sentido común, que permiten captar las motivaciones e intenciones de los demás. Así, tanto las propiedades como el contenido de estas construcciones son definitivas, para Shutz, en la cimentación de los fundamentos de la teoría social, pues con su referencia inmediata en la vida cotidiana obtiene la garantía para que la realidad no sea sustituida por un inexistente mundo ficticio creado por el investigador. También para este autor, dentro de la vida cotidiana se presenta “la suspensión de la duda”, pues se da por sentada la objetividad de los hechos y los objetos. Y como los objetos se construyen desde la subjetividad, se hace necesario una reconstrucción constante por medio de una “síntesis de identificación” en renovación permanente. Los objetos sociales se construyen diariamente por los individuos desde una notable familiaridad e innegable preconocimiento (Heritage, 2000, pp. 297 y 298). Dentro de la escuela se dan innumerables ejemplos de interacción de alumnos y maestros, lo que da una inconfundible oportunidad de estudio.
Otro de los autores destacados que influyó notablemente en la propuesta etnometodológica fue Edmund Husserl, fundador de la Fenomenología, donde explicaba que la percepción estructura la realidad. Veía a la subjetividad como un componente que le da al mundo su estatus de objetividad. Según él, el conocimiento no proviene de la experiencia con los sentidos sino que es producto de la conciencia y para comprobarlo únicamente había que poner en duda la misma realidad; o sea, debemos cuestionar si lo que observamos está al margen de la apariencia.


E.- Ubi (dónde)
Los estudios se efectúan en el mismo contexto donde se consuma el acontecer social, desde donde se vive la normalidad. Esto permite ver a las acciones cotidianas como los métodos que demuestran lo uniforme, lo consistente, lo planeado, lo continuo, lo direccionado, lo equivalente, lo sustituible, lo cotidiano, lo conectable, lo repetible, lo aislable de la misma acción habitual; o sea, sus propiedades racionales (Garfinkel, 2006, p. 19). El tejido escolar y la actual importancia social y económica de la educación constituyen una verdadera encrucijada para que los etnometodólogos visiten las aulas y den su particular versión de lo que ahí sucede. Esto permitirá, seguramente, entender la magnitud de lo que en sí es la escuela y lo que sucede dentro, lo cual inevitablemente traería una reconceptualización.


F.- Cur (por qué)
Garfinkel pretende hacer un análisis de la organización social desde las estructuras de experiencia de los protagonistas, lejos de categorías o términos deducidos objetivamente, pues solo desde esas estructuras se pueden reconocer las actividades y sucesos como fenómenos racionales (Firth, 2010, p. 600). Y logra, entre otras cosas, demostrar que los actores sociales no se encuentran en espacios objetivos ajenos a la mediación humana, sino que además son las propias actividades sociales las que permiten construir los escenarios, el sentido y el orden social, que especialmente en la institución escolar se muestran de una manera particular y compleja.
La Etnometodología es un fuerte elemento de crítica a las propuestas de Talcott Parsons. Este sociólogo, padre de funcionalismo estructural sostenía que el orden social se mantenía principalmente por la internalización, como disposiciones necesarias de las normas sociales, que permitían una sociedad estable y ordenada.


G.- Quem ad modum (en qué manera)
La etnometodología se basa en el trabajo de campo que otros estudios disciplinarios han utilizado, entre los que destacan las conversaciones, la observación participante, la observación directa, el análisis documental, grabaciones de audio y video, etcétera. Todos ellos preparados desde una expectativa anticipatoria. Algunos son de uso distintivo como los “experimentos de violación de normas”. También hace la revisión exhaustiva de conversaciones grabadas en cintas de video y audio que han servido para el estudio de diálogos de frente y las interacciones entre actores sociales en diversos escenarios socialmente organizados. El uso de esos dispositivos de estudio en el aula permitiría conocer, entre muchas otras cosas, cómo los catedráticos hacen gala de procedimientos de sentido común para reestructurar sus estrategias didácticas, que es lo que sucede cuando los alumnos no están aprendiendo de la manera en que el docente pronosticó.
El análisis de las conversaciones es el instrumento preferido por los etnometodólogos para realizar los estudios, pues el diálogo es el mecanismo que, mediante el habla, más comúnmente solemos emplear en las interacciones cotidianas (Giddens, 2000, p. 111). Este tipo de análisis abriría la ocasión ideal para conocer la acción pedagógica diaria de la cual echa mano el maestro para llegar a los aprendizajes esperados en el alumno, o para entender cómo se construye ese espacio de cierta incertidumbre conocido como recreo, desde el estudio de los diálogos de los mismos alumnos.
En general, la Etnometodología trabaja sobre dos perspectivas: la primera es la que aborda asuntos en condiciones de emergencia de cierto mantenimiento del orden social, y que se ve claramente influenciada por los estudios de Talcott Parsons, y la segunda orienta sus estudios hacia la racionalidad y conocimiento prácticos.
Desde que llegamos al mundo sufrimos un proceso de socialización, y lo hacemos a través de los diversos aprendizajes de las cuales nos vamos apropiando. Esos saberes nos van indicando cómo movernos en el mundo y nos permiten desarrollar las habilidades que nos dejan entender y realizar los roles que la sociedad nos asigna (Pérez, 2010, p. 1). Es a través de la socialización que los individuos van objetivando las diversas significaciones. Lo hacen elaborando y utilizando tipificaciones, es decir, construcciones nuevas y preconstruidas que las edifican desde su particular manera de entender su realidad y las utilizan para darle nombre a las cosas y definir sus significados dentro de la actividad cotidiana (Ritzer, 1993, pp. 268-269). Sería interesante realizar estudios de género en la escuela, para conocer los recursos de género por medio de los cuales las alumnas y los alumnos construyen su feminidad y masculinidad respectivamente durante su estancia en las instituciones educativas; ello nos permitiría entender las prácticas comunes que definen al género –seguramente se encontrarían casos interesantes como el estudio que Garfinkel hizo de Agnes–.
El proceso de tipificación utiliza como principal herramienta el lenguaje, siendo este un destacado componente del mundo social. Por medio de él forjamos los valores y las pautas de conducta que recogemos de la familia, los amigos, el entorno en el que vivimos. Por medio del lenguaje, asignamos a los objetos una cantidad de características que se conservan en el imaginario colectivo (Ritzer, 1993, p. 265) y, por supuesto, le dan contenido al actuar cotidiano; en el caso de lo que sucede al interior de la escuela, le dan sentido a la acción pedagógica.


H.- Quibus adminiculis (por qué mecanismo)
La realidad social puede ser percibida e interpretada desde la misma acción realizada por los individuos. Y se puede hacer desde un acercamiento al lenguaje utilizado por los sujetos en sus interacciones, porque el habla es un medio para realizar la actividad. El esfuerzo hermenéutico para interpretar y explicar requiere de un involucramiento en el marco de significado que tienen los sujetos al construir su mundo social (Giddens, 1993, p. 159).
Los signos lingüísticos toman su significado de lo que los actores sociales perciben de su entorno, dentro de su cotidianidad. Los usuarios de la palabra la dotan de su significado con el uso dado dentro de las prácticas sociales en los juegos de lenguaje construidos en comunidad desde donde se determina el sentido. La esencia de las cosas las percibimos desde el lenguaje, con lo que se demuestra su control sobre el mismo hombre (Heidegger, 1994, p. 120).
Por su parte, Habermas destaca con insistencia la dimensión pragmática del lenguaje, porque este es desde donde se edifica la relación comunicativa y dialógica en la sociedad (Díaz, 2007, p. 48). Es tal el poder del lenguaje que determina lo que es verdad y lo que no, “...si alguna vez logramos reconciliarnos con la idea de que la realidad es, en su mayor parte, indiferente a las descripciones que hacemos de ella, y que el yo, en lugar de ser expresado adecuada o inadecuadamente por un léxico, es creado por el uso de un léxico, finalmente habremos comprendido lo que había de verdad en la idea romántica de que la verdad es algo que se hace, más que algo que se encuentra” (Rorty, 1989, p. 27).

Conclusión
La etnometodología, gracias a la cantidad y profundidad de dispositivos con que realiza los estudios, puede ser la herramienta que permita a los administradores, investigadores, docentes y padres de familia, conocer con profundidad lo que sucede en la escuela, y echar mano de una novedosa manera de interpretar el acto educativo para abrir nuevas rutas de interpretación. Permite abordar numerosos y diversos asuntos, desde qué sentido y razón tienen los juegos que se practican en los momentos de asueto hasta las experiencias que docentes y alumnos construyen en el aula para lograr el aprendizaje; asimismo, permite navegar en el sentido común de los alumnos para entender las razones por las que desempeñan un papel distinto en el grupo de estudio, el equipo deportivo, el club de actividades artísticas, etcétera. Se podría escudriñar la manera como construyen estrategias efectivas para cumplir con las tareas escolares, establecer relaciones con los docentes y sus compañeros, además de un sinfín de asuntos relacionados con su necesaria formación.


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